UNION HISPANA (INTRODUCCION A ESTE BLOG)

 Este blog, creado en octubre del año 2024, tiene como principal objetivo promover la unificación de todas las naciones y territorios que componen actualmente la Hispanidad .

Esta meta general se sustenta sobre la base del siguiente planteamiento:  sólo si los hispanos se unen y estrechan lazos, haciéndose  más consientes de que comparten una misma lengua y civilización, heredadas de nuestros antepasados, podremos tener un presente y un futuro más esperanzador.

Un espacio humano, geográfico, cultural, económico y político formado por alrededor de 600 millones de hispanos constituiría indudablemente un sólido bloque de poder, lo cual beneficiaría tanto a los países hispanos como a sus habitantes, mejorando su nivel general de vida y bienestar.

Se podría plantear la objeción de que en el camino hacia esta meta (la alianza hispánica) existe existe un escollo importante: en la actualidad el mundo hispano está compuesto por naciones autodefinidas como soberanas e independientes que no admitirían fácilmente que una instancia superior, por ejemplo un "Gobierno Hispano", les condicionara o les obligara a tomar decisiones sin la aprobación de las cúpulas dirigentes y los gobiernos de cada país  de habla hispana. Paras superar esta dificultad, piénsese en la actual Unión Europea, formada por más de 20 países , pero que tiene un parlamento común con sede en Bruselas de donde emanan directivas y normas que están por encima  de la legislación de cada país.

Esto no invalida la soberanía ni la independencia de cada nación  miembro de la Unión Europea. Así pues llegamos a la conclusión de que se puede construir una Unión Hispana, siguiendo el modelo de la europea u otro modelo que pudiera proponerse, de tal manera que gracias a esa coalición formada por los países hispanos se pudiera fomentar eficazmente la prosperidad, el comercio, la democracia, las libertades, la educación, la sanidad y el bienestar social.

Lo dicho anteriormente no significa bajo ningún concepto que una futura Unión Hispana se convierta en un espacio hermético, refractario a recibir influencias de otras culturas o cerrado al comercio  exterior y  a las relaciones con otros países u otros ámbitos culturales existentes en el planeta. Desde nuestro punto de vista es perfectamente compatible formar una Gran Alianza entre los antiguos virreinatos, capitanías y provincias de la Monarquía Hispánica, manteniendo  a la vez un grado de soberanía en cada nación hispana más o menos como el que poseen actualmente .

Dentro de esta Gran Unión Hispana que proponemos se fijarían grandes objetivos generales para toda la Comunidad Hispana que  no anulan los objetivos legítimos de cada país en cualquiera de las áreas de la actividad humana. Es más, esos objetivos comunes de la Hispanidad podrían servir de locomotora, por así decir, que contribuyera a alcanzar las metas particulares de cada uno de los países miembro de la Hispanidad.

Este noble proyecto que abarca todas las vertientes (económica, política, social, cultural...) parte de la constatación de que especialmente los países de Sudamérica y Centroamérica, desde que se independizaron no han parado de tener problemas: guerras civiles entre sí, altos niveles de pobreza, organizaciones terroristas, inseguridad ciudadana, enormes problemas con el narcotráfico, tiranías políticas, diferencias abismales entre ricos y pobres, marginación de las etnias indígenas, hundimientos de la económica, deudas que se prolongan durante largo tiempo y que son una losa que impide el crecimiento económico, migración masiva hacia otros países hispanos o hacia  otros continentes (por razones laborales o buscando asilo), etc. La lista de males que han aquejado y todavía aquejan a nuestra querida Iberoamérica es interminable.

Parece que por mucho que lo intenten los países hispanoamericanos son incapaces de  transitar la senda del progreso de forma continuada y estable a través de las generaciones. Todo este panorama desastroso y lamentable, por no usar otros calificativos más contundentes, producen sentimientos de desaliento, tristeza, impotencia y frustración en numerosos hispanos, porque da la impresión de que no es posible avanzar, aunque se hable con frecuencia de las muchas posibilidades potenciales que tienen países como México, Venezuela o Argentina. Naciones que teóricamente estaban destinadas en virtud de sus riquezas, materias primas y recursos a una prosperidad muy notable. Pero esa prosperidad nunca llega.

Una posible solución o un camino tal vez lleno de oportunidades beneficiosas y favorables para Hispanoamérica y sus pobladores quizá sea impulsar y profundizar en las características tan interesantes y ricas que tenemos los hispanos, por el hecho de compartir un idioma, una historia, una religión y una cultura, naturalmente con matices distintos y variaciones según los lugares.

No debemos olvidar que si queremos estar en condiciones de levantar la Hispanidad y hacerla más fuerte para resistir la enorme influencia de la cultura anglosajona y de la pujanza cada vez mayor de China e incluso de la India debemos reforzar  la Hispanidad, entendida como civilización, como espacio de comercio entre los países de habla hispana y como ámbito natural de intercambios y desarrollos culturales, sociales y personales de toda índole. En caso de no fortalecer a la Comunidad Hispánica, mediante lazos robustos  los países hispanohablantes por desgracia pasarán a un segundo o tercer plano en el contexto internacional. Serían desplazados todavía más por el poder, la pujanza financiera  y la influencia del mundo anglosajón, que hoy día como es sabido ejerce el predominio de múltiples maneras: mediante el poderío militar, la consistencia del dólar americano, las multinacionales, los medios audiovisuales y escritos y también a treves de una propaganda muy bien diseñada y transmitida por numerosos canales.

Precisamente, esta campaña de propaganda que ya dura siglos ha provocado un perjuicio y daños muy considerables a la Hispanidad. Uno de los instrumentos que han utilizado los anglosajones (en connivencia con Francia  y Holanda) es y ha sido la Leyenda Negra, toda una sarta de innumerables mentiras, patrañas y embustes denigratorios hacia los hispanos. Por desgracia,  esta nefasta leyenda ha tenido gran impacto debido a su duración y eficacia propagandística. Tanto impacto que hasta los propios hispanos se la han creído a pies puntillas. 

Para mantener su primacía actual en el mundo el aparato de propaganda anglosajón no duda en  calumniar, despreciar y vituperar la historia, la cultura, las tradiciones, la religión y la mentalidad hispana, empezando por  atacar ferozmente a España y lo español. Los españoles (o castellanos)  que fueron a América son descritos como  monstruos temibles que cometieron un sinfín  de atropellos: saqueos, asesinatos, genocidio, violaciones... Ningún historiador serio y responsable ha demostrado con  hechos y cifras incuestionables tales atrocidades, en la magnitud que se señala, aunque es cierto que hubo algunos abusos, como consta en documentos de la época.

Los ingleses, franceses y estadounidenses sí cometieron matanzas demostrables con datos históricos fehacientes en Norteamérica. Los indios que vivían en Norteamérica fueron prácticamente exterminados (con la excepción de algunas zonas de implantación hispana), pues se les consideraba simplemente "salvajes asesinos". Fue un genocidio organizado desde el Estado, de manera oficial, lo cual hace que esta masacre abominable sea aún más aberrante. Es bien conocida la masacre de aborígenes (etiquetados como "flora y fauna") que se cometió en Australia. Y qué decir de los muertos por sobredosis de opio en China. Por medio de la Compañía de Indias británica se perpetró un sistemático saqueo de los recursos y materias primas de las colonias que formaban el Imperio Inglés. No construyeron universidades, ni hospitales, ni escuelas, ni tribunales de justicia, ni catedrales, ni publicaron libros que describen idiomas indígenas, como hicieron los españoles No fundaron la enorme cantidad de ciudades que levantaron los españoles en los virreinatos americanos. 

Los ingleses tan sólo construyeron puertos para ir allí  con sus barcos y llevarse lo que les interesaba. Una parte de los edificios y monumentos, antaño construidos por la Corona Hispánica en Iberoamérica, son hoy Patrimonio de la Humanidad. Los británicos no dejaron ningún patrimonio de esta envergadura en sus colonias. ¿Por qué? Porque los virreinatos americanos que configuraban el Imperio Español, en realidad, no eran colonias sino parte de España y sus habitantes eran españoles, tan españoles como los que vivían en Toledo o en Sevilla. Por tanto, se puede afirmar que durante los trescientos años que duró el Imperio Hispano, había "españoles de América" y "españoles peninsulares".

Sin embargo, los ingleses no podían tolerar que existiera el Imperio Español. Intentaron adueñarse de los territorios hispanos de América en bastantes ocasiones, por medio de ataques militares. No lo consiguieron. A principios del siglo XIX, Ingalterra apoyó financieramente las campañas de Simón Bolívar, mal llamado "El Libertador". El gobierno inglés asimismo envió soldados del ejército británico para combatir, del lado independentista y en contra de los  los partidarios del rey español, los denominados realistas entre quienes había numerosos indígenas .

El propio Simón Bolívar,  reconoció tras las guerras civiles de emancipación (no de independencia) que había sido, al igual que los demás generales "libertadores", un títere de los ingleses, un tonto útil, sin más. "He arado en el mar", escribió decepcionado. El territorio hispano, donde habitaban los españoles de América, fue fragmentado en veinte naciones, con el fin de debilitarlo y someterlo a la influencia perniciosa  y los dictados de Inglaterra y EEUU.  Y por supuesto también al estrangulamiento de unas deudas millonarias de todo punto abusivas. El objetivo, por lo demás, bien cumplido, era desmembrar El Imperio Hispano. Convertirlo en una zona del mundo débil, inestable, casi irrelevante en la política internacional, donde la vida cotidiana de los hispanos estaba llena de peligros, obstáculos y penalidades. Era necesario, no solo atomizar el  territorio, sino también debilitar la identidad de los hispanos, deformando, manipulando o incluso ocultando su historia, menospreciando sus costumbres, no refiriéndose nunca a sus logros y proezas ni a los grandes hombres y mujeres ilustres, había que criminalizar a España por sus supuestas canalladas, había que derribar la Hispanidad, con la finalidad de que jamás apareciera de nuevo o volviera a surgir otro Imperio Hispano, tan extenso y poderoso como el que existió durante tres siglos. 

Los falsos libertadores no liberaron a la nación de Colombia, o la la nación de Perú, ni salvaron del yugo español a Honduras o a Argentina, por la sencilla razón de que no existía ninguna nación que se llamara así. Existían virreinatos (no colonias) y un rey, cabeza del imperio, que representaba a la Corona. Todos los habitantes de Centroamérica y Sudamérica eran españoles. Allí no existían naciones ni países. Eran territorios en general bastante bien administrados y prósperos.

Si deseamos que resurja de sus cenizas la Hispanidad, como comunidad integrada por hispanos, herederos del legado que construyeron los españoles e indígenas y poco después los mestizos hispanos, es preciso, en mi opinión, conocer bien la historia, consultando diferentes fuentes, aprendiendo a distinguir entre los charlatanes propagandistas y los historiadores  reconocidos por su valía e imparcialidad.

Lo bueno que hubo entonces, en las épocas de esplendor del Imperio Hispano, recuperémoslo. Cómo vamos a tener una proyección de futuro si no conocemos nuestro pasado histórico, si no han querido que lo conociéramos, por intereses políticos. De qué modo tendremos un presente y un porvenir si incluso llegamos al extremo de despreciarnos nosotros mismos, practicando con frecuencia el autoodio o rechazo de nuestra identidad hispana, un autodesprecio  inculcado durante siglos de forma sistemática por la propaganda anglosajona, que es la civilización predominante hoy en día.

La civilización anglosajona, representada principalmente por EEUU e Inglaterra, no está legitimada en absoluto para debilitar o denigrar a la civilización hispana, ni a a cualquier otra, sólo porque no desea rivales que amenacen su poder, privilegios y dominio en el mundo actual. Creemos que las civilizaciones pueden convivir. No hace falta que exista una rivalidad y mucho menos una guerra entre civilizaciones. Tensiones u hostilidades provocadas únicamente por  intereses o  luchas para alcanzar el poder a escala global, ya sea este poder político o económico-financiero.


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